CATALUNYA


Mapa de Europa y Mar Mediterráneo. Atlas Catalán 1375.

Abraham Cresques fue un cartógrafo judío del siglo XIV. Padre del también cartógrafo Jehuda Cresques, ambos figuras señeras de la Escuela Cartográfica Mallorquina.De oficio hacía brújulas, relojes e instrumentos náuticos varios.
Protegido por los reyes Pedro III de Aragón, Juan I de Aragón y Martín I de Aragón, dejó una nutrida documentación sobre cartas náuticas realizadas por él y su hijo, actualmente perdidas, aunque se le atribuyen algunos mapas anónimos, como el Atlas Catalán de 1375, siendo esta obra, guardada en la Bibliothèque National de París, considerada como la pieza que alcanzó el punto más alto del conocimiento cartográfico medieval.



Rosa de los Vientos. Atlas Catalán 1375.

La Rosa de los Vientos es la primera vez que se conoce su representación cartográfica, los 32 rumbos y las rotulaciones de los 8 vientos: Tramontana, Grego, Levante, Laxaloch, Metzodi, Labetso, Poniente y Magistro; denotan, la maestría en instrumentos náuticos de los Cresques. Sabemos que en su taller se construían las agujas de marear. Y, precisamente, el modelo de los 32 rumbos y ocho vientos, ha quedado como prototipo hasta nuestros días.Dentro de este orden de ideas es preciso pensar que el N de la Obra, es el magnético, con l0° de declinación E. La continuidad en el trazado de los rumbos N-S y E-O, permite observar en estas cartas, una mixtificación de las redes de rumbo y de las coordenadas rectangulares. Por la forma de disminuir la distancia entre «paralelos» en dirección al Polo Norte y al Ecuador, recuerda la proyección ideada por Lambert.
La genialidad de Mercator , como se sabe fue aumentar las distancias en dirección a los polos.
El primer rumbo N-S atraviesa la isla de Hierro, con ello se adelantaban al renacimiento de la tradición ptolomeica. Recordemos que en 1634, los más importantes matemáticos de Europa reunidos en París adoptaron como meridiano origen precisamente el de la isla de Hierro.
Finalmente, en la Rosa de los Vientos se significaron como era costumbre el N y el E con unos símbolos. En el N se puede observar la clásica estrella que proporcionaba la orientación tanto de día como de noche por medio del astrolabio y el curioso nocturlabio de Raimundo Lulio. La singularidad radica en el punto E en donde existe una estilización de la cruz, similar al candelabro sagrado o Menorá, y de poderse comprobar esta simbología en otras cartas o portulanos anónimos de la época, serviría para identificar que son de los Cresques.